SEQUÍA


 Sequía es la palabra con la que estos días se abren los informativos, la que aparece en la portada de los periódicos y una de las que más se repiten en los mensajes que circulan por las redes sociales. Se ve que hay preocupación por la actual sequía que afecta a una gran parte de nuestro planeta, aunque no siempre esa preocupación se traduce en actuaciones consecuentes con esta grave situación.
La Organización Meteorológica Mundial define la sequía como la secuencia atmosférica caracterizada por el desarrollo de precipitaciones inferiores a las normales en un 60% durante más de 2 años consecutivos. Para nuestro país, el profesor Morales Gil propuso una reducción del 40% del total para el sureste y Levante y un 25% para las áreas del Cantábrico.
Hay que distinguir la sequía meteorológica, debida a la escasez de precipitaciones, de la sequía hidrológica, que tiene que ver con la menor disponibilidad de agua en una zona durante un periodo de tiempo y que está relacionada con las políticas hidrológicas que se aplican en la explotación y gestión de los recursos.
Pero la sequía no es un fenómeno nuevo. A lo largo de este artículo veremos cómo desde hace miles de años se han podido constatar grandes sequías que han tenido graves consecuencias, siendo causa incluso de la desaparición de imperios. Pero lo que diferencia la que estamos sufriendo en la actualidad de otras sequías históricas es que esta última tiene mucho que ver con la actuación humana.

Las peores sequías de la historia
Muchos historiadores consideran el imperio acadio como el primero del que se tiene constancia. Este imperio se desarrolló en Mesopotamia entre los años 2350 y 2150 aC. A partir de esa fecha desapareció. Las investigaciones arqueológicas han constatado que a partir del 2250 aC, en los niveles en los que se asentó ese imperio la tierra no presenta vestigios de vida vegetal, lo que induce a pensar que una feroz sequía habría esquilmado las tierras de cultivo, obligando a sus habitantes a emigrar a otras tierras más fértiles, lo que supuso la desaparición del imperio. Esta misma sequía afectó al Nilo, las costas del mar Egeo, llegando hasta la península ibérica. Se ha relacionado esta sequía y la consiguiente falta de alimentos con el periodo de inestabilidad que se vivió en Egipto durante el Primer Periodo. También se ha documentado una intensa sequía en el imperio maya durante el año 800 dC.
Ya en el siglo XX se constataron una serie de sequías en China entre 1928 y 1930. En las Grandes Llanuras del sur de los Estados Unidos dejó de llover en 1930 y el año 1931 se registraron una serie de tormentas de polvo que llamaron “viento negro” y que llegaron a sumergir en la arena casas enteras. Para 1934 millones de hectáreas de tierras de cultivo se convirtieron en tierra inútil y más de tres millones de personas tuvieron que emigrar. Las lluvias no volvieron hasta 1939.
En el presente siglo destacan las de México de 2011, que afectó a 19 de los 32 estados del país; la de Australia de 2018 fue la peor de los últimos 50 años; la que tuvo lugar en Sudáfrica ese mismo año provocó que Ciudad del Cabo estuviera a punto de convertirse en la primera gran ciudad en quedarse sin agua.
Para el caso de la península ibérica, según relata el historiador hispanomusulmán Ibn Hayyán, en la antigua Al-Andalus durante el califato de Abderramán III, en torno al año 941, se secaron los aljibes de Córdoba y sus alquerías y los campos se quedaron totalmente estériles. A falta de testimonios arqueológicos o escritos, para conocer los periodos de sequía en los reinos cristianos de la península se utilizan los diezmos que los agricultores debían pagar a la Iglesia, ya que la cantidad que se pagaba dependía del volumen de su cosecha y cuando esta era muy escasa se podía suponer que esto era debido a la sequía. Así ocurrió entre los años 1603-1605, pero aun fueron peores los ingresos por la cosecha de 1616-1617. La sequía que tuvo lugar entre 1749 y 1753 afectó a la mitad septentrional de España, llegando a secarse el río Tormes. Nuevas sequías se produjeron en 1868-1869, que se repitieron en 1874.
También en 1930 hubo una terrible sequía, si bien la que se considera más grave fue la ocurrida entre 1944-1946; ríos como el Ebro perdieron casi por completo su caudal y el río Manzanares desapareció totalmente. 
Según el informe de 2013 del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) entre las más graves sequías que se produjeron en nuestro país también están las ocurridas en los años 1983 y 1985.
Entre 1991 y 1995, los embalses se quedaron al 15%, las reservas de los acuíferos de las dos mesetas descendieron y hubo cortes de agua. En 2009 terminó una gran sequía que duró cuatro años; como consecuencia se secaron las Tablas de Daimiel, que sufrieron un grave incendio de la turba del subsuelo. Una de las peores sequías de la historia fue la de 2011-2012 y el mes de septiembre de 2017 se considera el más seco del siglo XXI hasta la fecha, con tan solo 15 litros por metro cuadrado.

La situación actual
El pasado 21 de abril, la Organización Meteorológica Mundial presentó su informe anual. Según el informe, el cambio climático siguió avanzando en 2022. “Las sequías, las inundaciones y las olas de calor afectaron a comunidades de todos los continentes y ocasionaron pérdidas por valor de muchos miles de millones de dólares”. Destaca que el período comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia. En estos momentos, grandes zonas de África están sufriendo la peor sequía de los últimos 40 años. Por contra, las grandes lluvias de julio y agosto provocaron grandes inundaciones en Pakistán, que causaron más de 1.700 víctimas mortales, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron casi 8 millones de desplazamientos.
Según el Servicio de Cambio Climático de Copérnicus, el verano de 2022 fue el más cálido registrado en Europa. El 63% de los ríos europeos tuvieron caudales inferiores a la media. Las temperaturas en Europa están aumentando el doble de la media mundial. También China tuvo la ola de calor más duradera desde que tienen registros y dio lugar al verano más cálido del que se tiene constancia.
España es ya el país más árido de Europa y el 75% de su territorio es susceptible de sufrir desertificación, según un informe de Greenpeace. El año hidrológico 2021-2022 se ha cerrado como el tercero más seco desde que comenzaron los registros en 1961. Las lluvias acumuladas fueron el 16% inferiores al promedio y la temperatura media diaria superó los 15º C por primera vez. El 27% de España ya está en alerta o emergencia por escasez de agua.
Según el informe del observatorio nacional de la sequía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el mes de marzo tuvo un carácter muy seco en toda España, con un valor global de precipitación un 36% inferior a la media de los meses de marzo del periodo 1991-2020. Este mes de abril está siendo el más seco desde que hay registros.


La sequía y el cambio climático 
Si bien es cierto que los periodos de sequía forman parte de la historia, el cambio climático está produciendo situaciones dramáticas nunca vistas hasta ahora. 
Según la Organización Meteorológica Mundial “Las emisiones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar y el clima sigue cambiando, mientras que las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos”. Las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso alcanzaron los niveles más elevados hasta la fecha en 2021 y los nuevos datos recogidos indican que los niveles de estos gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2022.
En un estudio sobre la conexión entre el cambio climático y la sequía, publicado por la organización estadounidense Unión de Científicos Conscientes, afirman que el cambio climático ocurre durante períodos prolongados y sus efectos sólo se pueden observar comparándolos con series históricas. Aunque cualquier período seco en el pasado podría haber sido más seco que un período seco en la actualidad, la conexión del cambio climático con la sequía se deduce de que ahora están aumentando en cantidad, intensidad y duración. En otro estudio, en esta ocasión elaborado por los investigadores del Instituto de Ingenería del Agua y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia, la principal conclusión es que “Los efectos del cambio climático conducen a un escenario de aumento general de la severidad de las sequías tanto meteorológicas como hidrológicas, debido a los efectos combinados de la reducción de las precipitaciones y el incremento de la evapotranspiración”, y la región del Mediterráneo aparece como una de las zonas más afectadas por el cambio climático. 
Por último, según el estudio de “Evaluación del impacto del cambio climático en los recursos hídricos en régimen natural”, elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), las sequías tenderán a hacerse más frecuentes en cualquiera de los periodos temporales contemplados durante el s. XXI.
Como conclusión podemos señalar que la actual situación de sequía es una consecuencia del tan mencionado cambio climático y ante el que tan pocas actuaciones para frenarlo se están ejecutando realmente. 

Actuaciones ante la sequía

Las respuestas que las distintas administraciones están proponiendo se centran en medidas a corto plazo, como la conservación temporal del agua, mejoras en la eficiencia de su uso, transferencias de agua de una cuenca a otra y un mayor uso de las aguas subterráneas. Se trata de exprimir los recursos naturales que mantienen los ecosistemas acuáticos, para dar más agua a ciertos sectores productivos como la agricultura de regadío intensiva. Es decir, ante la falta de agua, se propone dar más agua para los sectores productivos. Conviene recordar que el 80% del agua que se consume se destina a la agricultura de regadío y además que en nuestro país existe cerca de un millón de pozos ilegales. Esta sobreexplotación está desecando ríos y humedales, poniendo así en peligro las reservas hídricas de las futuras generaciones.
El caso de la propuesta del gobierno de Andalucía para legalizar los regadíos en la corona norte de Doñana es paradigmático. La comunidad científica, los ecologistas, la administración central y la europea coinciden en que de llevarse a cabo la propuesta se pondría en grave peligro la supervivencia del parque nacional de Doñana, uno de los enclaves ecológicos más importantes del planeta.
Las medidas a corto plazo podrían ser útiles ante episodios esporádicos de sequía. El problema es que, como hemos visto, de no reducir radicalmente las causas que provocan el cambio climático, las sequías serán cada vez más severas y más extensas, por lo que las medidas a tomar deben ser a largo plazo. Además de tomar medidas para reducir la emisión de gases que producen el efecto invernadero, tenemos que caminar hacia una nueva cultura del agua, que disminuya la dependencia del agua de las actividades productivas, como la agricultura o la industria; que reconozca la importancia de los ecosistemas acuáticos como garantía de biodiversidad y de mantenimiento de las reservas de recursos hídricos.
Para eso es imprescindible reducir la superficie de cultivos que utilizan la mayor cantidad de agua; disminuir la utilización de fertilizantes y pesticidas, que acaban contaminando las aguas, tanto superficiales como subterráneas; aumentar la reutilización del agua y mejorar y modernizar las redes de distribución de agua para disminuir las fugas.

Los datos se han obtenido de estas fuentes:
- Salas, Carlos, “Historia de las peores sequías que han borrado del mapa civilizaciones enteras”.<https://www.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/historia-peores-sequias-borrado-mapa-civilizaciones-enteras/2872224/
- Fundación Aquae, “Las mayores sequías de la historia”.  
<https://www.fundacionaquae.org/sequia-en-espana/> 

CEDEX, “Breves apuntes históricos de la sequía en España” 

<https://hispagua.cedex.es/sites/default/files/especiales/sequia/historia.htm> 

- WWF, “Las peores sequías de la historia de España”. <htpps://www.wwf.es/nuestro_trabajo/
agua/sequias/las_peores_sequias_de_la_historia_espana/> 
- Organización Meteorológica Mundial. <https://public.wmo.int/es/media/comunicados-de-prensa/> 
- Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. 
<https://www.miteco.gob.es/es/agua/temas/observatorio-nacional-de-la-sequia/2304-informe_se_abr_2023_sinanexos_tcm30-546303.pdf> 
- Unión de Científicos Conscientes. <https://es.ucsusa.org/recursos/la-conexion-entre-las-sequias-y-el-cambio-climatico>

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