DEMOCRACIA

 


Desde que se conformaron las primeras sociedades humanas asentadas en un territorio, con la capacidad de producir más de lo que consumían y por tanto de tener excedentes, las primitivas sociedades igualitarias se jerarquizaron con grupos sociales que ejercían distintas funciones en la comunidad. Algunos miembros se encargaron de defender a la comunidad ante los posibles ataques de otros grupos. Formaron una casta militar y el poder que tenían les permitió ejercer el gobierno. Generalmente el poder acababa detentándolo un jefe o caudillo, con el apoyo de otros miembros del grupo. Si el poder del caudillo era vitalicio, tanto si era elegido por los privilegiados como si era por herencia del jefe anterior, se establecía una monarquía. Cuando el poder se atribuye al conjunto de la ciudadanía, se habla de una democracia.

En la actualidad la mayoría de los estados afirman ser democracias. En todos estos países se realizan elecciones para elegir a sus gobernantes. ¿Eso es suficiente para que puedan ser considerados democracias?

Aclarando conceptos

La Real Academia Española utiliza cuatro acepciones para definir el término. En la primera de estas acepciones la define como “sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”; una segunda acepción dice que es “país cuya forma de gobierno es una democracia”; en otra afirma que se trata de una “forma de sociedad que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”; por último, la cuarta acepción define la democracia como “participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones”. Como se ve, en una primera aproximación no parece que sea suficiente la elección de los gobernantes para poder afirmar que esa sociedad sea democrática aunque sí parece evidente que es una condición necesaria.

La forma de ejercer esa soberanía puede ser muy diferente. Así, si tenemos en cuenta el grupo de personas que pueden votar, se distingue el sufragio censitario, que limita el derecho al voto a un censo de personas que dispongan de determinado patrimonio o el sufragio universal, que permite la participación política de todos los miembros de una comunidad, sin más requisito que determinados límites de edad.

Se habla de una democracia presidencialista cuando el poder ejecutivo recae sobre un presidente elegido por votación directa o parlamentaria cuando ese poder lo ejerce un presidente elegido por el parlamento.

También se distingue una democracia liberal, cuando se basa en una economía de mercado y protege los derechos políticos de los ciudadanos o una democracia social cuando pone el énfasis en la justicia social y la lucha contra la desigualdad.

Según la forma de participación puede ser directa, cuando se ejerce sin la mediación de representantes y representativa si se ejerce a través de representantes libremente elegidos de forma periódica.

La actual Constitución española establece en su preámbulo su voluntad de establecer una sociedad democrática avanzada y en su artículo primero que “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”.

Historia de la democracia en Europa

La palabra democracia es de origen griego. Etimológicamente significa gobierno del pueblo. La utilizaron los atenienses para nombrar la forma de gobierno que instauraron a finales del siglo VI a.C. Las familias se agrupaban en linajes y estos formaban las tribus. Sólo los pertenecientes a las tribus eran ciudadanos que tenían derechos políticos. La Asamblea, de la que formaban parte todos los ciudadanos, se reunía regularmente diez veces al año. Trataba los acuerdos de guerra y paz y elegía a las magistraturas relacionadas con la guerra o las finanzas. El resto de magistraturas eran elegidas por sorteo, todas tenían una duración de un año y eran valoradas por la Asamblea. Sólo podían participar los ciudadanos varones y estaban excluidos los esclavos, los extranjeros residentes y las mujeres.

El gobierno de la antigua Roma comenzó siendo una monarquía. Cuando la aristocracia expulsó al último rey, Lucio Tarquino “El soberbio”, el poder pasó a una asamblea de ancianos de origen noble llamado Senado. Este órgano delegaba el poder ejecutivo en dos cónsules electos con un mandato anual. En principio las magistraturas estaban reservadas a los romanos de origen noble (patricios). A partir del siglo IV a.C., los plebeyos alcanzaron el derecho a ser elegidos para ocupar consulados y otros puestos políticos. Como en el caso de Atenas, estaban excluidos de los derechos de ciudadanía los esclavos, los extranjeros y las mujeres. El poder legislativo se reservaba a las asambleas, llamadas Comitia, de las que formaban parte todos los ciudadanos de Roma, tanto patricios como plebeyos. Las votaciones se hacían por centurias, de modo que cada centuria tenía un voto (Comitia Centuriata) o por tribus (Comitia Tributa). A diferencia de Atenas, donde los cargos eran por sorteo, en Roma eran electos.

Roma ejercía su poder sobre la mayor parte de Europa y paulatinamente fue concediendo los derechos de ciudadanía a muchos de los habitantes de los territorios conquistados, pero tras la desaparición del Imperio se restauró la monarquía. En principio era electiva pero fue evolucionando hacia una monarquía hereditaria. Cuando el rey no conseguía tener un hijo varón, la sucesión se decidía en una guerra en la que el vencedor se proclamaba nuevo monarca e iniciaba una nueva dinastía. En algunos territorios el rey contaba con un grupo de nobles que le asesoraban y ejercían ciertas funciones de gobierno. También podían tener una asamblea de carácter consultivo de la que formaban parte representantes de los diversos estamentos sociales.

Una de las características de la edad moderna es la aparición de los estados, entendidos como un conjunto de instituciones burocráticas que ejercen el poder en un determinado territorio. Con la aparición de los estados la nobleza fue perdiendo poder, al tiempo que se acrecentaba el del monarca. Se impuso la idea de que el poder político derivaba de Dios y el soberano lo ejercía en su nombre y puesto que el poder de Dios es absoluto, también lo era el del monarca y por tanto sólo ante Dios tenía que dar cuenta. Existían asambleas de carácter consultivo, algunas con origen en la Edad Media, de la que formaban parte representantes de la nobleza, el clero y las ciudades, como Las Cortes en Castilla o los Estados Generales en Francia, pero apenas tenían poder efectivo ni eran convocadas regularmente.

El origen de la democracia moderna hay que situarlo entre los siglos XIX y XX con la revolución inglesa, la revolución francesa y la independencia de los Estados Unidos. Los estados se rigen por democracias representativas. La forma de elección fue evolucionando desde el sufragio censitario masculino hacia el sufragio universal masculino y desde el siglo XX el sufragio universal masculino y femenino. Existe una división de poderes entre el ejecutivo que ejerce el gobierno, el legislativo que elabora y aprueba las leyes y ejerce el control sobre el gobierno y el judicial que resuelve sobre el incumplimiento de las leyes. Tanto la organización del Estado como los derechos de los ciudadanos se recogen en una Constitución. Los representantes se eligen de forma periódica y cualquier adulto puede presentarse para ser elegido.

La democracia en España

Durante la guerra de Independencia se celebraron elecciones en 1810 y 1813 para elegir a los miembros de la Cortes de Cádiz, pero con las grandes limitaciones que suponían un país en guerra y con la mayor parte del territorio bajo control de las tropas napoleónicas. Durante el llamado Trienio Liberal se repitieron esas elecciones en 1820 y 1822. La vuelta del absolutismo con Fernando VII impidió nuevas elecciones que no volvieron a celebrarse hasta el comienzo de la revolución liberal en 1834. Fueron elecciones celebradas con sufragio censitario, en las que sólo podían votar los varones que tenían cierto nivel de renta. Las primeras elecciones con sufragio universal masculino no tuvieron lugar hasta 1869. Durante la Restauración (1875-1923), se celebraron regularmente elecciones legislativas, con sufragio censitario y con sufragio universal masculino a partir de 1890. Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República supuso el primer régimen plenamente democrático conocido en España. Las elecciones generales de 1933 fueron las primeras con sufragio universal masculino y femenino. La guerra civil de 1936 y la dictadura del general Franco supuso un corte en esta experiencia democrática.

Durante la dictadura el único partido legal fue Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), creado mediante el Decreto de Unificación de abril de 1937, que cambió su denominación a Movimiento en 1956. Las distintas “familias” del régimen, falangistas, militares, tecnócratas, se fueron turnando en el gobierno, siempre bajo el poder absoluto de Franco. La mayoría de los partidos que había durante la República se fueron al exilio, si bien había pequeños grupos que mantuvieron algún tipo de actividad en el interior. El papel más importante en la lucha contra la dictadura desde el interior lo desempeñó el Partido Comunista de España. Sufrió una fortísima represión que costó a muchos de sus militantes cárcel, torturas o la muerte. Su presencia y actividad fue fundamental en la aparición de espacios públicos que escapaban al control de la dictadura, en el movimiento obrero, el vecinal o en la esfera de la cultura.

En 1974 el PCE, junto con otras fuerzas y personalidades, creó la Junta Democrática y en 1975 se creó la Plataforma de Convergencia Democrática, con Felipe González al frente. Ambas se unieron en Coordinación Democrática en marzo de 1976.

La muerte de Franco, acaecida el 20 de noviembre de 1975 convirtió a su sucesor, Juan Carlos de Borbón, en la figura política central del régimen. Se le había diseñado una monarquía autoritaria. Para el rey la única forma de mantener la Jefatura del Estado era con una transición hacia una monarquía parlamentaria. La muerte del dictador no supuso el comienzo de la democracia en España, sino de un lento camino de transición, con numerosos hitos que suponían avances y retrocesos y que muchos consideran que termina con las elecciones generales de 1982. Entre estos hitos destaca la elección de Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno; la Ley para la Reforma Política y referéndum del 15 de diciembre de 1976; legalización de sindicatos y de los partidos políticos, incluido el PCE; extinción de la Secretaria General y del Consejo Nacional del Movimiento el 1 de abril de 1977; elecciones generales al Congreso y el Senado de junio de 1977; elaboración y aprobación de la Constitución, primero en las Cortes el 31 de octubre y luego en referéndum el 6 de diciembre de 1978.

A pesar de la valoración tan positiva que la mayoría de los españoles hacen de la llamada transición, tuvo sus luces, pero también muchas sombras. Entre 1975 y 1980 la violencia política, generalmente de naturaleza terrorista, se cobró en España unas 460 víctimas mortales. ETA aumentó su espiral de violencia en los años centrales de la transición, causando 66 muertes en 1978, 76 en 1979 y 92 asesinatos en 1980; también miembros del FRAP llevaron a cabo una serie de atentados y fueron contestados con la creación de otros de extrema derecha como Guerrilleros de Cristo Rey o Triple A. Otros retos que hubo que superar para consolidar la democracia fueron las amenazas de involución de parte de los militares, que los medios titulaban “ruido de sables”, que se concretaron en la “operación Galaxia”, abortada en noviembre de 1978 y el intento de golpe de estado de 1981, así como la necesidad de dar respuesta a los deseos de autonomía de la nacionalidades históricas y otras que también reclamaban instituciones de autogobierno.

Con la celebración de las elecciones de octubre de 1982, que dieron un amplio triunfo a las candidaturas del PSOE, uno de los partidos que tuvieron un importante papel durante la República, para muchos historiadores se da por concluida la transición de la dictadura a la democracia, dando paso a un sistema democrático estable y homologable con la mayoría de los estados europeos.

El índice de calidad democrática

Durante estos años y hasta la actualidad se han venido sucediendo gobiernos de distinto signo político de forma pacífica. En muchos aspectos se han producido avances, como en el reconocimiento de derechos individuales y colectivos, pero también tenemos que constatar el retroceso en otros como el derecho a una información veraz, proporcionada por medios independientes, recortes en la libertad de expresión como con la llamada “ley mordaza” o escaso reconocimiento de derechos sociales contemplados en nuestra Constitución. Eso supone avances y retrocesos en la calidad democrática.

Desde 2008, la Fundación Alternativas viene realizando una valoración del índice de calidad democrática en nuestro país, que se elabora a partir de un cuestionario realizado a más de trescientos expertos en ciencia política, sociología y otras ciencias sociales, españoles o extranjeros conocedores de nuestro país. En el informe se valoran cinco dimensiones. La primera comprende todos los apartados relacionados con la ciudadanía, incluyendo el respeto de los derechos de los ciudadanos, valoración del estado de derecho, así como de los derechos políticos, civiles, sociales y económicos. La segunda valora la situación de la representación política, teniendo en cuenta la limpieza de las elecciones y el papel de los partidos políticos. La tercera se centra en el control del Gobierno, su actuación y el nivel de corrupción. La cuarta examina la sociedad civil, centrándose en el papel de los medios de comunicación y la participación política de los ciudadanos. Finalmente, se considera también una quinta dimensión con los aspectos internacionales.

En el informe publicado en el 2022, que firman Modesto Escobar y Pablo Cabrera Álvarez, se valoró el índice de calidad democrática del año 2021 en 6,2 puntos, la misma puntuación que el año 2008, cuando comenzó esta valoración. Los dos años siguientes, ya en plena crisis económica, la puntuación sufrió un ligero descenso que se mantuvo hasta el año 2011, en que la valoración bajó de forma considerable coincidiendo con el gobierno de Mariano Rajoy, la agudización de la crisis económica y los recortes sociales. La valoración subió considerablemente el año 2019, con el fin de la crisis económica. Las valoraciones más positivas son las relacionadas con los derechos civiles y la celebración transparente de elecciones. Por debajo de la valoración media se sitúa la relativa al estado de derecho y especialmente a la corrupción.

El informe concluye que “Podría decirse que la democracia española está consolidada formalmente, pero aún tiene un largo camino que recorrer en el terreno de sus aspectos sustanciales”.

Conclusiones

De todos los sistemas de gobierno que se han ensayado a lo largo de la historia el único que impide el poder arbitrario de una persona o un grupo es el que conocemos como democracia.

Este sistema ha ido cambiando a lo largo de los tiempos, desde la democracia en la cultura clásica, griega y romana, que se reducía a la participación de un reducido grupo de personas en la elección de sus gobernantes, hasta la sociedad democrática avanzada a la que aspiramos según reza nuestra Constitución.

Resulta evidente que permitir la participación en unas elecciones, por muy libres que sean, no son condición suficiente para que se pueda concluir que se trate de un sistema democrático. La democracia no sólo afecta a los derechos políticos y civiles, sino que también debe entender de los derechos sociales y económicos.

La democracia más que una forma de gobierno es una forma de organización social, en la que se pretende que el ejercicio de sus derechos produzca en los ciudadanos una mayor felicidad.

Por último la historia nos enseña que en el camino en la profundización de la democracia no siempre se avanza, se producen avances, pero también fuertes retrocesos como hemos visto en a historia reciente, tanto de España como de Europa.

Somo el “demos”, el pueblo, los responsables de que la democracia por la que tanto lucharon nuestros antepasados, no sólo no retroceda, sino que avance para dejar a las generaciones que nos siguen un mundo más justo y donde sea posible ser un poco más feliz.

Algunas fuentes utilizadas

  • Powell, Charles, “El camino de la democracia en España”, Cuadernos de la España Contemporánea”, n.º 1, diciembre de 2006.

  • Escobar, Modesto y Cabrera Álvarez, Pablo “La calidad democrática se mantiene: 6,2”, en Informe sobre la Democracia en España 2021, Fundación Alternativas, junio 2022.

  • Tuñón de Lara, Manuel y otros, Historia de España X (2). Transición y democracia (1973-1985), Ed. Labor, 1992.

  • Democracia, URL <https://concepto.de/democracia/>

  • Manual de educación en derechos humanos con jóvenes. Consejo de Europa. URL <https://www.coe.int/es/web/compass/democracy>

  • Naciones Unidas. Democracia.

    URL <https://www.un.org/es/global-issues/democracy>

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