BREVE HISTORIA DEL TURISMO Y SUS CONSECUENCIAS

 

El turismo se ha convertido en una actividad económica de primer orden. Contribuye de forma importante en la formación del PIB y del empleo en los países desarrollados y puede ser una importante vía de desarrollo en los países del sur global. Además de los efectos económicos tiene otros efectos de carácter medioambiental, cultural, urbanístico y social.

El enorme desarrollo que ha adquirido en los últimos años está provocando que a los innegables efectos positivos que supone, se le sumen cada vez más efectos negativos que hacen imprescindible una decidida actuación de los estados y las empresas, hacia un turismo realmente sostenible, que minimice esos efectos no deseados y haga compatible la actividad turística con el respeto a los derechos de los ciudadanos.

Aclarando conceptos

Lo primero será definir qué entendemos por turismo. La Real Academia Española lo define como “Actividad o hecho de viajar por placer”. También “Conjunto de los medios conducentes a facilitar los viajes de turismo”.

La Organización Mundial del turismo lo define como "las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año con fines de ocio, por negocios y otros motivos". Por turista se entiende "quien adquiere en el mercado un plan de desplazamiento circular o de ida y vuelta" (Muñoz de Escalona).

No todos los viajes que realizan los seres humanos se pueden englobar en la categoría de turismo. Básicamente se identifica el viaje circular (viaje de ida y vuelta) como el elemento fundamental para examinar la naturaleza turística o no de un desplazamiento. Otra característica es que se hace de forma voluntaria, descartando así las migraciones, ya sean por motivos políticos o económicos.

Por otra parte el turismo comprende un conjunto de medios para hacerlo posible. Incluye los medios de transporte necesarios para realizar el desplazamiento; los alojamientos y establecimientos de hostelería donde dormir y comer; gestión y reserva de hoteles y entradas a museos o recintos de diferentes tipos; servicios de guías; seguros de viajes y un largo etcétera que el lector podrá reconocer fácilmente.

Por último, dependiendo de los objetivos que pretendan los turistas, se pueden distinguir los siguientes tipos de turismo: turismo cultural; de negocios; ecoturismo o turismo ambiental; turismo gastronómico; de aventura; deportivo o educativo. Por el destino turístico podemos distinguir el turismo rural o de ciudad; de aguas interiores, de mar o de montaña.

Los precedentes

El deseo del ser humano por viajar y explorar nuevos territorios es consustancial a su naturaleza. Pero lo que hoy entendemos por turismo, como una actividad organizada, masiva y de ida y vuelta, comenzó a desarrollarse en el siglo XIX, con la Revolución Industrial y la mejora de las infraestructuras de transporte.

Sin embargo desde la Antigüedad se realizaron desplazamientos de ida y vuelta que podríamos considerar como los precedentes del turismo.

Grecia Clásica: se realizaban viajes cívico-religiosos como la asistencia a los juegos olímpicos. Siguiendo con el ejemplo de los juegos olímpicos, comenzaron a desarrollarse nuevos concursos, entre los que se encontraban los juegos Píticos (en honor de Apolo, en Delfos), Nemeos (en honor a Zeus, en Nemea) e Ístmicos (en honor de Poseidón, en Corinto). Otro tipo de viajes se realizaban a las fiestas orgiásticas dedicadas a Dionisio. También desplazamientos religiosos, como los realizados a Delfos, Corinto, Nemea, Atenas, Delos, Dodona, Olimpia, Epidauro o Eleusis. Un tipo de estas peregrinaciones eran a santuarios de héroes o dioses con poderes curativos. Los de Esculapio fueron los que alcanzaron mayor celebridad, y los que atrayeron mayor número de viajeros. Especialmente, el santuario situado en Epidauro (Argólida), a orillas del mar Egeo. También se han documentado viajes realizados por placer y por interés educativo.

Imperio Romano: muchos viajes tenían como objetivo ver grandes espectáculos: carreras de caballos, espectáculos con fieras o luchas de gladiadores. También tuvieron su importancia las peregrinaciones religiosas, aunque con mucha menor importancia que en Grecia. Entre las clases altas eran frecuentes los viajes veraniegos, huyendo del calor de Roma. Los patricios pasaban largas temporadas en sus mansiones o las de sus amigos, ya fueran a orillas del mar, en el campo o en la montaña. De hecho el mes de agosto era considerado mes de vacaciones. También los emperadores abandonaban Roma durante los días más calurosos del verano, desplazándose a sus residencias de verano y a lugares con clima más benigno, como la isla de Capri. Los cristianos comenzaron a peregrinar durante la época final del Imperio Romano, especialmente hacia los lugares donde había predicado y muerto Jesucristo.

Edad Media: El fin del Imperio Romano supuso su fragmentación en distintos reinos germánicos entre los que eran frecuentes las hostilidades. La inseguridad y el mal estado de las vías de comunicación, provocaron una drástica disminución de los viajes. Los cristianos continuaron realizando las peregrinaciones. Otro tipo de viajes eran los de carácter educativo a los centros monacales o episcopales y la asistencia a las ferias.

La revolución urbana que tuvo lugar durante la Baja Edad Media fomentó la circulación por las rutas comerciales. También hubo un aumento de los viajes de carácter religioso hacia Tierra Santa, Camino de Santiago o Roma. Esto produjo un destacado desarrollo de la hostelería y los albergues. Aumentaron los viajes por motivos de estudio como consecuencia del desarrollo de las universidades.

Edad Moderna: Continúan las peregrinaciones religiosas. Los hijos de las familias británicas con mayor poder adquisitivo, al finalizar sus estudios realizaban viajes a diferentes países para aumentar su formación, que duraban varios años. Estos viajes eran conocidos como Grand Tour, de donde probablemente provenga el término turismo. En las ciudades se crean los primeros hoteles. Las grandes expediciones marítimas despiertan el interés por viajar de los europeos.

En la segunda mitad del siglo XVIII, con la Ilustración, comienza la preocupación por la salud y la higiene personal. Fue entonces cuando empezaron a surgir las grandes ciudades termales o cuando se empezó a perder el miedo a las aguas marinas y se comenzó a ver en ellas, como en las termales, determinadas propiedades curativas.

La Revolución Liberal y el comienzo de la Revolución Industrial provocaron la aparición de una clase burguesa que amasó grandes fortunas. Esta clase burguesa generalmente vivía en ciudades, cada vez más saturadas y en condiciones de salubridad bastante mejorables. Estas capas altas de la sociedad se fueron convirtiendo en demandantes de servicios turísticos, en especial de aguas termales y marinas.

El turismo de masas

En la Europa del siglo XIX, en plena consolidación de la industrialización, las prácticas turísticas empezaron a generalizarse y a mover a miles de europeos. Esas prácticas estaban vinculadas al descanso, la salud y el conocimiento y adoptaron la forma de termalismo, excursionismo, baños de ola de playas o viajes de formación. La llegada del ferrocarril y los barcos a vapor facilitaron enormemente los desplazamientos. El crecimiento y desarrollo del turismo de masas implicó un importante proceso democratizador. Junto a los balnearios de las élites, surgieron los balnearios concurridos por las clases obreras industriales, como también aquellos visitados por las clases medias.

Thomas Cook organizó el primer viaje organizado de la historia en 1841, llevando a un grupo de personas desde Inglaterra a una feria en Escocia. En 1851 creó la primera Agencia de Viajes del mundo "Thomas Cook & son". En 1867 inventó el bono o Boucher, documento que permitía la utilización en hoteles de ciertos servicios contratados y pre pagados a través de una agencia de viajes. Al primer viaje en grupo organizado por Thomas Cook en 1841, le siguió dos años más tarde el primer libro guía de turismo de Baedeker sobre Bélgica. En 1850, Cook comenzó a publicar el Excursionist, una revista de turismo. La finalización del Canal de Suez en 1869 favoreció enormemente el crecimiento del turismo. Alrededor de 1890 los barcos de vapor habían reducido el tiempo de travesía entre Europa y América a seis días.

Un nuevo impulso al turismo se produjo a comienzos del siglo XX con la llegada del automóvil. Antes de la Primera Guerra Mundial el turismo se había centrado en las estaciones termales y de descanso, que se encontraban conectadas por tren con las principales ciudades. Tras la finalización de la I Guerra Mundial comenzó la fabricación masiva de automóviles. Esto aumentó los viajes por este medio, el autobús o el tren hacia las primeras zonas turísticas, especialmente las playas. En 1919 se publicó la primera Guía Michelín. El turismo gastronómico vivió una explosión con la compañía de neumáticos Michelin que empezó a calificar los restaurantes en 1926, comenzando el sistema de clasificación de las tres estrellas cinco años más tarde.

En los años treinta el turismo se convirtió en un fenómeno de masas y un agente de construcción nacional. El dopolavoro en la Italia ascista y el Kraft durch Freude en la Alemania nazi, fueron organizadas para promocionar los crecientes sentimientos de comunidad nacional. En 1936 el Frente Popular concedió en Francia las vacaciones pagadas. En 1938 el gobierno británico aprobó la ley “Vacaciones con paga”. En los años siguientes con la aparición de los jóvenes exploradores, scouts, así como la Jugendherberge alemana, se crearon infinidad de albergues y colonias de vacaciones. Estos cambios provocaron en Europa un inusitado desarrollo de hoteles, restaurantes, agencias y guías de viaje. En 1939 alrededor de once millones de trabajadores británicos tuvieron derecho a unas vacaciones pagadas.

En el caso de España antes de la Guerra civil, se desarrollaron varias iniciativas de institucionalización de la política turística. Proliferaron las empresas turísticas en el campo de las agencias, del transporte o del alojamiento, e incluso surgió el embrión de un sector público de hostelería, con los primeros proyectos y realizaciones de paradores de turismo, de hosterías y albergues de carretera. La Comisaría Regia del Turismo fue el embrión de la administración turística española entre 1911 y 1928. Comenzaron a atracar en nuestros puertos las grandes compañías de vapores trasatlánticos, en los que viajaban ciertos segmentos del turismo internacional de alto poder adquisitivo, y se echaron a andar las primeras iniciativas de vuelos comerciales, con la creación en 1921 de CETA (Compañía de Transportes Aéreos), de Iberia en 1927.

La recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo del llamado estado del bienestar en muchos estados europeos, la apertura económica del franquismo, los avances en el transporte y las vacaciones pagadas, junto con un nuevo modelo turístico basado en el sol y la playa, fueron factores que hicieron de España un destino turístico de referencia. Los turoperadores europeos empezaron, a partir de la segunda mitad de la década de los cincuenta, a impulsar los vuelos chárter hacia el Mediterráneo y España fue uno de sus principales destinos.

Los aviones modelo Jumbo de los años 60 se incrementaron en número y ampliaron el acceso del turismo trans-oceánico. Entre 1950 y 1998 el número de turistas internacionales había aumentado de 25 a 650 millones.

El turismo en la actualidad

En las dos últimas décadas del siglo XX se ha producido lo que se ha dado en llamar la Nueva Era del Turismo. Se comienza a incluir el medio ambiente como parte de la oferta turística y a incorporar la calidad medioambiental entre los objetivos de la política turística.

El desarrollo del ecoturismo está influyendo en el mantenimiento y creación de parques nacionales u otras reservas naturales.

Los jubilados son un nuevo grupo dentro de la historia del turismo. Los estados promocionan instituciones para facilitar el acceso al turismo de ese cada vez más importante sector social. En España se creó el IMSERSO en 1978, para la gestión de los servicios complementarios de las prestaciones del Sistema de la Seguridad Social. Entre otros programas gestiona los de Turismo y Termalismo, con el objeto de facilitar el acceso a los enclaves turísticos nacionales y a las estaciones termales de personas mayores o que sufran alguna discapacidad. Además de esa importante labor social, colabora con el desarrollo y mantenimiento de la industria turística, permitiendo que se mantengan abiertas las instalaciones turísticas durante la temporada baja, que en caso contrario tendrían que cerrar, contribuyendo así al mantenimiento del empleo, no sólo en la hostelería sino que incluye el transporte o las visitas guiadas.

En la actualidad hay una marcada internacionalización de grandes empresas turísticas y turoperadores, que ofrecen una multitud de paquetes turísticos, que incluyen visitas a parques temáticos, actividades de deporte de riesgo, asistencia a conciertos u otras actividades culturales y por supuesto el turismo de sol y playa. Los estados desarrollan políticas públicas de promoción del turismo. La llegada de internet y las tecnologías de la información han influido notablemente en nuevas formas de comercialización del turismo, con la creación de grandes plataformas digitales que permiten la contratación directa de servicios turísticos, sin pasar por las agencias de viajes.

Las proyecciones de la Organización Mundial del turismo para 2025 están entre mil y mil quinientos millones de turistas.

Efectos del turismo

El impacto económico del turismo mundial moviliza cantidades astronómicas. Tuvo su máximo histórico en 2019, en el que la contribución económica de los viajes y el turismo alcanzaron 9,43 billones de dólares. La lógica caída como consecuencia de la covid hizo que esta cantidad se redujera a 4,78 billones en 2020, si bien se está recuperando rápidamente, alcanzando en el 2022 los 7,37 billones de dólares.

En el caso de España la actividad turística alcanzó los 97.126 millones de euros en 2021, un 8,0% del PIB, lo que supuso 2,2 puntos más que 2020. Se generaron 2,27 millones de puestos de trabajo, el 11,4% del empleo total.

Otra consecuencia del turismo es que provoca la mejora en las infraestructuras, tanto en hoteles, carreteras, puertos y aeropuertos. También impulsa otros sectores como la industria alimentaria, agricultura, ganadería, pesca y transporte.

A pesar de esos positivos datos, el turismo también tiene importantes efectos negativos. Entre otros podemos señalar la estacionalidad laboral, favorece la especulación y puede provocar una excesiva dependencia de esta actividad, en detrimento de otras actividades más estables y de mayor valor añadido. Desde el punto de vista ambiental puede provocar degradación del entorno por construcciones en entornos protegidos y una excesiva presión de los visitantes. Según Greenpeace en los últimos veinte años la burbuja inmobiliaria ha destruido en la costa española la superficie equivalente a ocho campos de fútbol al día.

Las fricciones con la población local por el exceso de ruido, el turismo de borrachera o problemas de orden público está provocando turismofobia en determinados lugares turísticos, de modo que la autoridades locales se están planteando tomar medidas que hagan compatible el turismo con los derechos de los residentes locales.

El fuerte aumento de viviendas turísticas en el centro de las ciudades está expulsando a las familias de sus lugares habituales de residencia, tanto por las molestias habituales por ese tipo de actividad, como por el elevado precio que están alcanzando los pisos, tanto para su compra como de los alquileres. En ese proceso están adquiriendo cada vez más protagonismo los fondos de inversiones, que están expulsando a los habitantes que tienen viviendas alquiladas en edificios del centro de las ciudades, para convertirlas en viviendas turísticas. Esto también repercute en el comercio local que ve como la pérdida de clientes habituales les condena al cierre de sus negocios.

Para mitigar estos impactos negativos, es imprescindible que tanto las distintas administraciones, como las empresas turísticas, adopten las medidas necesarias para que el turismo sea sostenible, respetuoso con el medio ambiente, las culturas locales y los derechos de los residentes locales.

Fuentes consultadas

  • Rodríguez Pulgarín, E.A., “Evolución histórica del turismo”, Revista Vinculando, agosto 2011.

  • Beltrami, M., Ocio y viajes en la historia: Antigüedad y Medioevo, Ed. Académica Española, 2011.

  • Francesch, A., “Los conceptos del turismo. Una revisión y una respuesta”, Gazeta de Antropología, n.º 20, 2004.

  • Larrinaga, C. y Vallejo Pousada, R., “El turismo en el desarrollo español contemporáneo”, TST, n.º 24, 2013.

  • Vallejo Pousada, R., “Economía e historia del Turismo Español del siglo XX”, Historia Contemporánea, n.º 25, 2002.

  • Muñoz Escalona, F., “El turismo desde la filosofía de la historia”, Aposta. Revista de Ciencias Sociales, n.º 65, 2015.

  • Gordon, B. M., “El turismo de masas: un concepto problemático en la historia del siglo XX”, Historia Contemporánea, n.º 25, 2002.

  • Tortella, Gabriel. El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX. Ed. Alianza. Madrid. 2002.

  • Organización Mundial del Turismo: <https://www.unwto.org/es>

  • Instituto Nacional de Estadística: <https://www.ine.es>


Comentarios

  1. En el año 1.800 había mil millones de Homo sapiens montados en esta bola que flota en el espacio llamada Tierra. En el 1.900 había dos mil millones, fueron necesarios 100 años para su duplicidad. En solo 122 años se ha multiplicado por cuatro.
    Si consideramos la Tierra como una casa rodeada de una verja que impide salir, el espacio, la misma casa que estaba ocupada por un Homo sapiens el año 1.800, hoy la ocupan ocho.
    La casa tiene las mismas habitaciones, el huerto que las rodea tiene las mismas dimensiones, el pozo que suministra agua tiene el mismo caudal.
    Muchos avances sociales actuales fueron sueños hasta su realización. Aunque se considera progreso el crecimiento económico y como consecuencia el aumento de consumo, se podría empezar a soñar con un mundo que fuera posible el decrecimiento sin disminuir la calidad de vida de las personas, tal vez la calidad de vida no este en tener en la puerta de la casa una máquina de 1.500 kg para desplazarnos a 1000 metros, veinte camisas o ir a mil kilómetros para ver monumentos o mojarnos los tobillos en una playa lejana y sin embargo desconocemos la ciudad en la que vivimos o la comarca. Por ahora es un sueño que se puede hacer realidad por la necesidad de supervivencia de los ocho mil millones de Homo sapiens.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo contigo. Se puede hacer turismo, de forma responsable y sostenible, sin tener que despilfarrar recursos naturales.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Israel

Europa

Banderas