Israel

 

En cualquier medio de comunicación que consultemos, sea analógico o digital y en cualquiera de las redes sociales, veremos referencias al conflicto entre Israel y el pueblo palestino. El brutal ataque que realizó Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre, asesinando y secuestrando civiles; la reacción del gobierno de Israel, que hasta la fecha ha causado la muerte a más de veinticuatro mil palestinos, muchos de ellos niños, han vuelto a mostrarnos con toda su crudeza la compleja e injusta relación que existe ente judíos y palestinos y que afecta a prácticamente todo el Oriente Medio.

Con este artículo pretendo describir las causas que llevaron a la fundación del moderno estado de Israel, las circunstancias en las que se produjo su independencia y su relación con el pueblo palestino.

De la diáspora a la creación del estado de Israel.

Oficialmente el actual estado de Israel se creó el 14 de mayo de 1948, pero este hecho estuvo precedido de un largo proceso cuyos protagonistas fueron los palestinos que, desde muchos siglos atrás venían habitando el territorio en el que se asentó Israel, y los judíos que, también desde hace muchos siglos, estaban repartidos por todo el mundo.

Uno de los objetivos que pretendían los fundadores del estado israelita era poner fin a la diáspora del pueblo judío. Por tanto creo que es necesario entender a qué se llama diáspora. Según el diccionario de la Real Academia, el término se define como “Dispersión de los judíos exiliados de su país”. Pero en una segunda acepción se refiere, de una forma más amplia, a “Dispersión de grupos humanos que abandonan su lugar de origen”. Todos tenemos en nuestra mente las numerosas diásporas que se han producido a lo largo de la historia. Pero quizás la más conocida sea la del pueblo judío. La diáspora judía no se produce en un momento determinado, sino que se trata de un proceso, con momentos puntuales, que ha durado muchos siglos. La primera diáspora de las comunidades judías de las que tenemos constancia se produjo durante el siglo VIII antes de nuestra era, cuando los asirios conquistaron el reino de Israel y muchos judíos fueron deportados a Mesopotamia. Una nueva diáspora tuvo lugar el año 586 antes de nuestra era; Nabucodonosor venció al reino de Judá, destruyó el templo de Jerusalén y deportó a Babilonia a parte de la comunidad judía. Roma conquistó Judea el año 63 antes de nuestra era. Tras una revuelta judía contra los romanos, Jerusalén fue sometida y el templo fue destruido de nuevo el año 70 de nuestra era. Esto provocó una nueva diáspora de judíos. Un nuevo intento de los judíos de recuperar su independencia tuvo lugar el año 130. Vencidos por el emperador Adriano, al territorio que ocupaba lo nombraron Palestina y Jerusalén cambió su nombre por Aelia Capitalina; a los judíos se les prohibió la entrada bajo pena de muerte y se dispersaron por el Imperio Romano, formando numerosas comunidades judías. Algunas de estas comunidades fueron expulsadas durante la Edad Media de los países en los que estaban asentadas, como fue el caso de España en 1492.

Otro concepto que conviene conocer es el sionismo. Según la tradición judía, los judíos volverían a la Tierra Prometida a la llegada del Mesías. Sin embargo, el rabino sefardí Judá Alkalai expuso que la vuelta por medios humanos a Sión (colina cercana a Jerusalén) no sería una revuelta contra Dios. Se creó así el sionismo, movimiento político y cultural que surgió a finales del siglo XIX, con el objetivo principal de establecer y mantener un estado judío en Palestina, que recogiera a los judíos de la diáspora. El fundador del sionismo moderno fue Theodor Herzl, un periodista austrohúngaro-judío, cuyo libro "El Estado Judío" (Der Judenstaat) publicado en 1896, abogaba por la creación de un estado judío independiente. El movimiento sionista se extendió rápidamente entre las comunidades judías. En 1897 se celebró el Congreso Sionista Mundial, que estableció la Organización Sionista Mundial y Fondo Nacional Judío que financiaba la emigración y la compra de tierras. Aunque la emigración judía a Palestina había comenzado en 1882, a partir de entonces cobró un gran impulso.

A comienzos de la primera guerra mundial Palestina formaba parte del Imperio Otomano. Los británicos vencieron al ejército otomano en 1917 y ocuparon Siria y Palestina, administrando estos territorios hasta el final de la guerra.

El 2 de noviembre de 1917, ante la presión de la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda, el gobierno británico hizo pública una declaración, apoyando el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en la región de Palestina. La declaración estaba firmada por el ministro británico de Relaciones Exteriores, Arthur James Balfour, por lo que se la conoce como Declaración de Balfour. En el texto se expresaba lo siguiente:

El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político de los judíos en cualquier otro país”.

Tras finalizar la guerra, la Sociedad de Naciones encomendó al Reino Unido la administración de Palestina. El mandato se inició en 1922 y finalizó en 1948. En el documento que establecía el mandato se incluyó la Declaración de Balfour. Durante la década de los años veinte y especialmente a partir de los años treinta, hubo una intensa emigración a Palestina. En 1918 había 60.000 judíos en Palestina, que en 1940 habían llegado a 500.000. Entre 1936 y 1939 se produjo una revuelta árabe contra la presencia de judíos, que fue contestada por los judíos con atentados que produjeron cientos de muertos. Para analizar la situación, el Parlamento británico creó una comisión para investigar las causas de los disturbios. En las conclusiones de la comisión de 1937 se establecía que el mantenimiento del mandato era inviable y proponía la partición de Palestina en dos estados. Los árabes se opusieron a una partición que suponía la entrega de territorio palestino a los judíos. En cuanto a los judíos, el Congreso Sionista decidió rechazar las fronteras que se proponían, por entender que quedaría un estado muy pequeño, pero se acordó negociar un plan más favorable, que permitiera establecer un estado judío en Palestina.

El 29 de noviembre de 1947, la ONU aprobó una resolución que establecía la creación de dos estados en territorio de Palestina, uno judío y otro árabe, así como una zona internacional que incluía los Santos Lugares, Jerusalén y Belén. La resolución fue rechazada por los árabes. El día 15 de mayo de 1948, el día que finalizaba el mandato de Gran Bretaña sobre Palestina, David Ben Gurión proclamó la independencia de Israel. Los palestinos que vivían en las tierras ahora ocupadas, tuvieron que huir.

Guerras y anexiones.

Dos días después de la declaración de independencia, los países árabes iniciaron una guerra contra Israel. El conflicto duró un año y dos meses, terminando con la victoria de Israel, que la consideró su guerra de liberación, mientras que para los palestinos supuso la Nakba (tragedia) y el desplazamiento de 700.000 palestinos, refugiados en la franja de Gaza y Cisjordania. Israel aumentó su territorio un 23% más de lo que le había asignado la ONU.

Los enfrentamientos entre judíos y árabes continuaron de forma casi permanente, pero el 5 de junio de 1967 comenzó la llamada “Guerra de los Seis Días” que enfrentó a Israel con Egipto, Siria e Irak. Israel conquistó la Franja de Gaza, Cisjornania, Jerusalén Este, la Península del Sinaí y los Altos del Golán. Salvo la Península del Sinaí, que fue devuelta a Egipto en 1979, los demás territorios siguen en la actualidad ocupados militarmente por Israel. La guerra provocó nuevos desplazamientos forzosos de palestinos, entre 300.000 y 400.000, que se refugiaron en los países árabes vecinos.

El día 6 de octubre de 1973, mientras se celebraba la fiesta judía del Yom Kipur, Egipto y Siria desencadenaron un ataque contra Israel para recuperar los territorios perdidos en la Guerra de los Seis Días. Ante el resultado favorable para Israel, los países árabes iniciaron una guerra económica; embargaron el petróleo a los países que ayudaban a Israel y redujeron la producción de crudo. Como consecuencia se produjo un fuerte aumento del precio del petróleo y la crisis económica tuvo una repercusión mundial. Finalmente, una resolución de la ONU puso fin al conflicto. Ambos contendientes se consideraron vencedores. Israel comenzó un acercamiento a Egipto, que culminaron con los acuerdos de Camp Davis (1978), que suponían la devolución a Egipto de la Península del Sinaí a cambio de un acuerdo de paz permanente y el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Un nuevo enfrentamiento se produjo en 1982, en la llamada Primera Guerra del Líbano. El hostigamiento de grupos palestinos que residían en Líbano, donde además de una importante comunidad de refugiados palestinos se encontraba la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con Yasir Arafat al frente, sirvió de excusa a Israel para ocupar Beirut y expulsar a los miembros de la OLP. Durante la ocupación se permitió la entrada de milicias cristiano-falangista en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, donde ejecutaron a unos 3.500 refugiados palestinos. Beirut estuvo ocupada hasta julio de 1983. El grupo pro iraní, Hezbolá, se asentó en el sur del Líbano, desde donde continuó los hostigamientos contra Israel.

En julio de 2006, combatientes de Hezbolá penetraron en Israel desde Líbano, tomando a dos soldados israelíes como rehenes. Pidieron la liberación de los presos libaneses en Israel, a cambio de los soldados capturados. Israel se negó, lo que desencadenó una nueva guerra, conocida como segunda guerra del Líbano, que causó una gran destrucción en ese país. El conflicto terminó tras una resolución de la ONU en agosto. Murieron más de mil libaneses y 150 israelíes.

Al-Fatah y Hamás.

Al-Fatah es un grupo de resistencia creado por Yasir Arafat a finales de los cincuenta en Kuwait. En 1964 el Consejo Nacional Palestino creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en la que se integró Al-Fatah. El 15 de noviembre de 1988 Arafat, en nombre de la OLP, proclamó el Estado de Palestina, reconociendo al mismo tiempo al Estado de Israel. También se comprometía a la coexistencia pacífica con Israel y renunciaba al uso del terrorismo. Esto le valió a la OLP su reconocimiento internacional. Tanto Israel como el grupo islamista Hamás, rechazaron la propuesta.

En 1993 tuvieron lugar los Acuerdos de Oslo, entre la OLP y el gobierno israelí. Se establecía un periodo transitorio, menor de cinco años, de autogobierno para Cisjordania y Gaza. El ejército israelí se retiraría y habría un traspaso de poderes a la Autoridad Nacional Palestina. En 1995 el presidente de Israel, Isaac Rabín, fue asesinado por un judío contrario a los acuerdos. Se convocaron nuevas elecciones en las que salió ganador Benjamín Netanjahu, quien rechazaba los acuerdos de Oslo, dificultando su aplicación. En el año 2000 el entonces líder de la oposición israelí, visitó el Monte del Templo, considerado lugar sagrado por el Islam, lo que fue considerado por los palestinos una provocación. Se desató la segunda intifada, protagonizada por Hamás, la Yihad Islámica y Fatah. Se cometieron numerosos atentados, que fueron respondidos por Israel con un mayor control territorial, la destrucción de infraestructura básicas y la construcción de un muro de separación de Cisjordania, de 720 kilómetros, anexionándose el 9% del territorio, especialmente los acuíferos de la zona. En el 2004 moría Yasir Arafat y los palestinos eligieron a a Mahmoud Abás como nuevo presidente.

Hamás es un grupo político y militar que defiende la creación de un estado palestino con capital en Jerusalén. No reconoce al estado de Israel y defiende la lucha armada como medio para alcanzar sus objetivos. Según diversas fuentes, Israel colaboró en su creación, a partir de algunos grupos islámicos, con la intención de enfrentarlo a Al-Fatah. Oficialmente se creó en 1987, durante la primera intifada.

La retirada de las tropas israelíes de la franja de Gaza en 2005, fue aprovechada por Hamás para atribuirse el mérito de la expulsión. Esto le supuso la victoria en las elecciones de 2006. Tanto Al-Fatah como Hamás negaron mutuamente su legitimidad para controlar las Autoridad Palestina. El enfrentamiento terminó con el gobierno de Hamás sobre la Franja de Gaza y de Al-Fatah sobre Cisjordania. Tanto Israel como Egipto iniciaron un bloqueo de la Franja, tanto terrestre como marítimo. Ante la falta de recursos, sus habitantes dependen de la ayuda internacional.

La crisis actual.

El 7 de octubre de 2023, grupos armados de milicianos de Hamás y la Yihad Islámica lanzaron un gran ataque contra Israel desde la Franja de Gaza. Lanzaron cohetes y utilizaron camiones, motocicletas y parapentes motorizados. Grupos de milicianos armados penetraron en suelo israelí, secuestrando y asesinando civiles en las ciudades y kibutz cercanas a la frontera. En un festival de música que se estaba celebrando en esos momentos, mataron a más de 250 jóvenes de entre 20 y 30 años. El primer día del ataque más de mil israelíes fueron asesinados y más de 1.500 resultaron heridos, siendo secuestradas más de 250 personas.

La respuesta de Israel fue el lanzamiento de bombardeos masivos e indiscriminados, incluyendo hospitales, escuelas y centros de refugiados de la ONU. Según las autoridades gazatíes, para el 10 de enero de 2024, el número de muertos, sólo en la Franja de Gaza, había aumentado a más de 23.843 personas, entre ellos 9.600 niños y 6.750 mujeres, además de un total de 60.317 heridos (incluidos 8.663 niños y 6.327 mujeres). Se estima que hay más de 8.000 cuerpos que aún se encuentran entre los escombros. Casi dos millones de gazatíes, el 85% de la población, han sido obligados a desplazarse, sin que en la actualidad haya ninguna zona segura. Los militares de Israel han penetrado en suelo de la Franja, ocupando todo el norte de la misma. Los bombardeos se repiten a diario, causando decenas de muertos. Israel ha impedido la entrada de ayuda humanitaria, con lo que apenas existen medicinas y material sanitario y la falta de alimentos es realmente grave.

Los días 21 y 22 de octubre se permitió por primera vez la entrada de camiones con ayuda humanitaria por el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. En total entraron 37 camiones, cuando lo normal era que entraran en torno a 400 camiones. Entre el 24 y el 30 de noviembre hubo un alto el fuego. Se liberaron 105 rehenes de Hamás y 240 presos palestinos (sólo mujeres y niños).

El número de soldados israelíes muertos supera los 500 y el de heridos los 6.000. A primeros de enero cerca del 70% de la viviendas de la Franja de Gaza habían sido destruidas o dañadas. Muchos desplazados estaban sufriendo enfermedades respiratorias infecciosas, diarreas y dermatitis. El hambre también les estaba afectando y un porcentaja cada vez mayor de palestinos han pasado más de un día sin ingerir ningún alimento. Ministros israelíes de extrema derecha hicieron declaraciones en las que promovían la emigración de los habitantes de Gaza y el establecimiento de asentamientos israelíes en su suelo.

La Media Luna Roja palestina, Médicos sin Fronteras y la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, han denunciado en muchas ocasiones que su personal ha sido objeto de los bombardeos del ejército israelí, falleciendo muchos de sus miembros, así como las dificultades que tienen para efectuar su ayuda humanitaria. Otro colectivo en el que han sido muchas las víctimas por los ataques del ejército ha sido el de los periodistas residentes en Palestina, ya que está prohibida la entrada de periodistas extranjeros. Para empeorar la situación, las fuertes tormentas de los últimos días han inundado y destruido muchas tiendas de campaña de los campamentos improvisados.

Los enfrentamientos se ha extendido a Cisjordania, donde los colonos han asesinado a muchos palestinos. También el ejército ha causado numerosas muertes entre los palestinos. Se calcula que han muerto 347 palestinos y más de 4.000 han resultado heridos. También en Líbano han sido frecuentes los enfrentamientos entre Hezbolá y el ejército de Israel. Amnistía Internacional ha denunciado el uso de fósforo blanco, prohibido por las convenciones internacionales, contra civiles del sur del Líbano. El pasado 2 de enero un ataque israelí en un barrio de Beirut mató al número dos de Hamás en el extranjero, Saleh al-Arouri. Líbano presentó una protesta ante Naciones Unidas, pidiendo que condene el ataque. Los rebeldes hutíes de Yemen atacan a todos los barcos israelíes y han amenazado a todos los que se dirijan a puertos de Israel. Ya han sido varios los mercantes atacados en su paso por el Mar Rojo, por lo que muchas navieras han renunciado a pasar por dicho mar, desviando sus rutas por el sur de África, con un considerable aumento de los gastos de transporte. Como reacción EE.UU. ha anunciado la creación de una fuerza multinacional para defender el tráfico marítimo. EE.UU. y Reino Unido han realizado varios ataques contra objetivos relacionados con los rebeldes hutíes en Yemen.

Parte de la comunidad internacional ha condenado la actuación de Israel por considerar que constituye violaciones al derecho internacional, que pueden ser calificadas como crímenes de guerra. En muchos países ha habido multitudinarias manifestaciones exigiendo un alto el fuego. En Reino Unido más de 250 abogados y académicos del derecho han pedido al gobierno que presione para conseguir un alto el fuego y que detenga la venta de armas a Israel. El gobierno de Turquía ha estado realizando declaraciones contra la actuación de Israel. El 11 de noviembre tuvo lugar en Arabia Saudí una cumbre en la que participaron 57 países árabes y musulmanes en la que condenaron el doble rasero de los países occidentales a la hora de condenar los ataques de Israel, pidieron el fin de la ofensiva y que Israel rinda cuentas por sus crímenes. El 24 de noviembre durante una visita del Presidente de turno de la UE, Pedro Sánchez, y el Primer Ministro belga al paso fronterizo de Rafah, condenaron la actuación de Israel a la que acusaron de “totalmente inaceptable”. En otra visita del presidente alemán a Israel, manifestó el apoyo incondicional de Alemania al pueblo israelí.

El 29 de diciembre Sudáfrica ha llevado al gobierno de Israel ante la Corte Internacional de Justicia, acusándolo de genocidio contra la población palestina. El juicio continúa en la actualidad, pendiente de que el tribunal decrete medidas cautelares que incluirían un alto el fuego.

También han habido varios intentos de aprobar Resoluciones de la ONU, pidiendo un alto el fuego. El 18 de octubre Brasil presentó una Resolución ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la que se pedía pausas humanitarias para poder entregar ayuda humanitaria a los gazatíes. Reino Unido y Rusia se abstuvieron y EE.UU. se opuso, utilizando su derecho de veto, por lo que la resolución no fue aprobada.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, realizó unas declaraciones en la que señalaba que el ataque contra Israel no surgía de la nada, sino después de 56 años de ocupación asfixiante. Las autoridades israelíes han pedido la dimisión de Guterres por estas declaraciones.

Nuevas propuestas de resolución, orientadas a realizar pausas humanitarias para socorrer a la población civil, se presentaron ante el Consejo de Seguridad de la ONU los días 25 de octubre, 7 de diciembre y 18 de diciembre. Todas fueron rechazadas por el voto en contra de EE.UU.

En la Asamblea General se han aprobado varias resoluciones, no vinculantes, pidiendo un alto el fuego temporal.


Comentarios

  1. Como siempre bien documentado, clarificador y muy didáctico. La fotografía de encabezado me escamó. Luego el texto aparece neutral e informativo. Me gustan tus trabajos. Ardino Urpiales

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