Fascismo, nazismo y comunismo
De Diliff - Trabajo propio,
CC BY-SA 3.0,
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Después de un breve parón justificado en parte por los últimos
avatares electorales y en otra por una interesante escapada a los
otoñales bosques del interior peninsular, vuelvo a la carga con un
tema que podría parecer que no es de actualidad, pero si concluyen
su lectura podrán comprobar todo lo contrario.
El pasado día 19 de
septiembre, el Parlamento Europeo aprobó una Resolución que lleva
por título “Sobre
la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de
Europa”. De la lectura de dicha Resolución parece deducirse que se
equipara al nazismo con el comunismo. Recientemente oía a un
concejal del PP en un debate radiofónico, a raíz del preacuerdo del
PSOE con Unidas Podemos, insistir en que el fascismo es lo mismo que
el comunismo. En las redes sociales se ha llegado a insinuar que en
cumplimiento de esta Resolución habría que cambiar los nombres de
calles y plazas que hacen referencia a dirigentes del Partido
Comunista. Incluso VOX, amparándose en el texto aprobado en el
Parlamento Europeo, ha conseguido con los votos favorables de PP y
Ciudadanos, aprobar en el Ayuntamiento de Madrid una moción que
pretende identificar comunismo con nazismo, sin condenar ni al
franquismo ni a los fascistas italianos y nazis alemanes que le
ayudaron.
Por
tanto creo que conviene analizar lo que realmente dice la Resolución
y destacar algunos errores y ocultaciones de la realidad que, a mi
parecer, encierra el texto aprobado.
La
Resolución
La
Resolución, cuyo texto íntegro se puede consultar en este enlace
(Resolución), está
compuesta por tres partes. En la primera se describen los
antecedentes que la justifican. Así, entre otras, se hace referencia
a los principios fundamentales de la Unión Europea, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, o la
Declaración sobre la proclamación del 23 de agosto como Día
Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del
Nazismo...
La
segunda parte se dedica a los Considerandos, entre los que destacan
que este año se conmemora el 80.º aniversario del estallido de la
Segunda Guerra Mundial, así como del Tratado de no Agresión,
conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, firmado por la Unión
Soviética y la Alemania nazi o que sigue existiendo la necesidad
urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el
estalinismo.
Por
último está la parte dispositiva, formada por veintidós acuerdos
de los que quiero destacar el punto 3. en el que se condena los actos
de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones
masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes
comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; el punto 6. que
condena toda manifestación y propagación de ideologías
totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; así
como el 7. en el que condena el revisionismo histórico y la
glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros
de la Unión; expresa su gran preocupación ante la creciente
aceptación de ideologías radicales y la regresión al fascismo, el
racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia en la Unión
Europea; el punto 8. en el que pide a todos los Estados miembros que
conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las
Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como
de la Unión, o el 19. en el que se condena el hecho de que las
fuerzas políticas extremistas y xenófobas en Europa recurran cada
vez más a la distorsión de los hechos históricos y utilicen
símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda
totalitaria, como el racismo, el antisemitismo y el odio hacia las
minorías sexuales y de otro tipo. En cualquier caso reitero que en
el enlace arriba señalado se puede consultar el texto íntegro.
Análisis
de la Resolución
De
la lectura sosegada de la Resolución se deduce que en la misma se
realiza una condena del nazismo y del estalinismo, así como de su
pervivencia en la Europa actual. Sin embargo concede una importancia
desmesurada al Pacto de no Agresión como causa del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial, obviando otras causas tan determinantes como
los tratados de Versalles que pusieron fin a la I Guerra Mundial, que
suponían duras condenas para Alemania y sus aliados, lo que provocó
el revanchismo que la mayoría de los historiadores consideran una de
las causas del inicio del conflicto y la política de rearme que
tanto Alemania como otras potencias siguieron tras la crisis de 1929
. También se obvian los acuerdos de Munich de 1938 por los que las
democracias europeas permitieron la anexión de los Sudetes
checoslovacos por parte de la Alemania nazi así como el apoyo
económico y militar a los rebeldes españoles contra la República,
a pesar de la política de No Intervención en el conflicto español.
En
la Resolución no se hace ninguna referencia a los veinte millones de
soviéticos, combatientes y civiles, que murieron por liberar Europa,
como potencia aliada de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Esto
supone una identificación de los miles de comunistas deportados y
muertos por los nazis en los campos de exterminio, con sus asesinos;
a los miembros de la SS que custodiaban el campo de aniquilación de
Auschwitz, con el Ejército Rojo que lo liberó, como ha señalado en
un comunicado la Federación Estatal de Foros por la Memoria.
Otro
aspecto destacable es que omite las dictaduras fascistas más
relevantes en los años treinta-cuarenta-cincuenta: las de Mussolini,
Franco y Salazar, entre otras.
También
dedica algunos de sus acuerdos a condenar la actuación de las
fuerzas políticas que defienden planteamientos xenófobos o de odio
hacia las minorías sexuales o de otro tipo. Grupos cuya presencia
parlamentaria está siendo significativa en muchos estados de la
Unión Europea y que en España están creciendo de forma alarmante.
Las
reacciones al texto aprobado
En
la redes sociales han circulado mensajes en los que se afirma que la
Resolución “obliga
al Estado Español a retirar los reconocimientos, honores y calles"
relacionados con comunistas o socialistas españoles. Como
ejemplo se pone
los nombres de Carrillo, Pasionaria, Negrín o Largo Caballero.
Aprovechando
el contenido de la Resolución, VOX está presentando propuestas en
los ayuntamientos en los que se incluye el cambio de nombre de espacios
públicos que recuerdan a dirigente comunistas que participaron
activamente en la defensa de la República. En el Ayuntamiento de
Madrid han conseguido que se apruebe una moción presentada por VOX,
que tras algunas enmiendas ha contado con los votos favorables de los
concejales de PP y Ciudadanos, con la que dicen se aplican los
acuerdos de la Resolución del Parlamento Europeo. En la moción,
además de condenar el estalinismo y el comunismo, extienden la
condena al marxismo, e insta al Ayuntamiento de Madrid a "garantizar
en la memoria justificativa de los sucesivos Presupuestos, que ningún
programa presupuestario irá dirigido a organizaciones o asociaciones
que ensalcen o justifiquen los horrores de los regímenes comunista y
nacionalsocialista, o que promuevan el racismo, la xenofobia y otras
formas de intolerancia". Añade: "Que el Ayuntamiento de
Madrid garantice que no se realizará ninguna cesión de espacios
públicos a organizaciones o asociaciones que justifiquen o ensalcen
regímenes totalitarios comunista, marxista, estalinista y
nacionalsocialista, o promuevan el racismo, la xenofobia y otras
formas de intolerancia, en Europa o en cualquier otro país del
mundo, o que en sus estatutos o ideario denigren a las víctimas de
estos regímenes". También se aprobó que el Ayuntamiento de
Madrid conmemore el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de
las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo.
La
moción obvia la condena al franquismo, no cita los crímenes de la
dictadura y tampoco reconoce a las 100.000 víctimas del franquismo
que siguen en las cunetas, según las asociaciones de memoria
histórica.
Conclusiones
La
Resolución aprobada en el Parlamento Europeo se refiere a la
importancia de la memoria histórica europea para el futuro de
Europa. Supone una condena expresa a los crímenes cometidos por el
nazismo y el estalinismo, aunque olvida los cometidos por otras
dictaduras como se ha señalado anteriormente. De su lectura podría
deducirse una identificación entre nazismo y comunismo, como se han
apresurado a hacer representantes de la extrema derecha en España.
Sin
embargo en el caso de España hemos sido víctimas durante cerca de
cuarenta años de la actuación criminal de un régimen protagonizado
por quien fuera aliado de Hitler y Mussolini, máximos responsables
de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. En la
Resolución no se hace ninguna mención a esto. Por otra parte es
innegable el importante papel que los miembros del Partido Comunista
de España han jugado durante la dictadura para la recuperación de
los derechos democráticos que ahora disfrutamos, a costa de años de
cárcel y la muerte de miles de comunistas. También hay que señalar
que el PCE condenó de forma explícita el estalinismo en el
Manifiesto-Programa, aprobado en 1973.
Resulta
sorprendente que quienes más interés ponen en que se apliquen sus
acuerdos en España, son los mismos que defienden posturas que pueden
considerarse de carácter xenófobo, como el odio a los emigrantes, o
de falta de respeto a las minorías sexuales, políticas cuya condena
también se contempla en la Resolución.
Según
el Diccionario de la Real Academia Española, el comunismo es
un “Movimiento y sistema político, desarrollados desde el siglo
XIX, basados en la lucha de clases y en la supresión de la propiedad
privada de los medios de producción”. En esta definición no
podemos encontrar nada que en sí mismo sea criminal. Es legítimo
defender un orden distinto del capitalista para dirigir la sociedad y
buscar solución a los problemas que acucian a la humanidad. En
cambio el término nazismo
lo define como “Movimiento político y social del Tercer Reich
alemán, de carácter totalitario, pangermanista y racista”, bases
ideológicas que inexorablemente conducen a crímenes contra la
humanidad.
En
todo caso el estalinismo, que es lo que se condena en la Resolución,
es una desviación del comunismo. Tan sólo desde posturas
abiertamente reaccionarias se puede deducir que el fascismo y el
nazismo son iguales al comunismo.
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