MACROGRANJAS



El debate en las redes sociales durante este primer mes de 2022 ha estado casi monopolizado por las declaraciones realizadas por el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, al periódico británico The Guardian, relativas a los efectos perjudiciales que producen en el medio ambiente las llamadas macrogranjas.

De estas declaraciones se sacó una frase, en la que el Ministro afirmaba que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados. Aunque en las declaraciones resultaba evidente que se refería a la producida en las macrogranjas, en pocos días el bulo se hizo viral. Dirigentes del PP, en plena campaña para las elecciones autonómicas de Castilla y León, utilizaron las declaraciones como arma electoral. El debate pasó a las redes sociales y los medios de comunicación. Periodistas, tertulianos, grupos ecologistas, ganaderos y representantes políticos emitieron sus opiniones. Tanto Twitter como Facebook se llenaron de mensajes sobre el tema.

En esta entrada pretendo acercarme al fondo del debate, que no es tanto sobre las declaraciones del Ministro, sino sobre los efectos medioambientales, económicos y poblacionales de las llamadas macrogranjas.

Las declaraciones del Ministro

En primer lugar creo que debemos conocer cuales han sido realmente las declaraciones para que podamos formarnos nuestra propia opinión sobre las mismas:

Pregunta: Con el tema de la carne, ¿cómo vas a lograr el apoyo de los ganaderos y cómo vas a cambiar la mentalidad de los españoles?

Respuesta: […] El tablero es complejo porque gran parte de la oposición viene de las grandes empresas, grandes empresas que hacen uso de la ganadería industrial. Aquí hay que diferenciar entre la ganadería industrial y la ganadería extensiva. Esta es una ganadería ecológicamente sostenible y que tiene mucho peso en determinadas regiones de España como puede ser Asturias, parte de Castilla y León, incluso de Andalucía o Extremadura.

Pero esta es sostenible, la que no es en en ningún momento sostenible es la que llaman las de las macrogranjas. Ayer mismo había un reportaje, creo que el origen del estudio era Reino Unido aunque no estoy seguro, que decía que las 20 grandes empresas multinacionales de ganadería industrial emiten gases invernadero que son ¾ partes del CO2 que emite España, es espectacular. Pero, claro, es que cogen un pueblo de la España despoblada, meten 4.000 cabezas de ganado allí, o 5.000 o 10.000, contaminan los suelos, contaminan el agua y después normalmente se exporta… Es una carne de peor calidad, es un maltrato animal además lo que se produce y es un impacto ecológico descomunal y desproporcional.

Las declaraciones fueron realizadas al periódico británico el 14 de diciembre y publicadas el día 16. El día 3 de enero en una revista llamada Cárnica, afín a las patronales agrarias y ganaderas, se publicó un artículo cuyo titular era el siguiente: “Garzón afirma en The Guardian que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados”. Este es el origen del bulo de que Alberto Garzón afirma que España exporta carne de mala calidad.

Pero qué son las macrogranjas

No existe una definición oficial de a qué podemos llamar macrogranjas. En primer lugar hay que distinguir entre ganadería extensiva, la que se realiza con animales que pastan o picotean en el campo, y ganadería intensiva, aquella en la que el ganado o las aves viven recluidas en recintos cerrados y se alimentan fundamentalmente de piensos. Dentro de estas también hay que distinguir las pequeñas o medianas producciones ganaderas y la ganadería industrial. Es a estas últimas a las que nos referimos cuando hablamos de macrogranjas. En España podemos utilizar como referente el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes. En él deben incluirse las granjas de porcino con capacidad para más de 2.000 cerdos de cebo de más de 30 kg o 750 cerdas reproductoras y las granjas avícolas con más de 40.000 plazas para gallinas ponedoras. Por tanto una aproximación al concepto de macrogranjas sería el de las granjas porcinas o avícolas que están obligadas a comunicar sus emisiones por su gran tamaño. No se incluyen las explotaciones intensivas de ganado bovino. Actualmente el gobierno está trabajando en un Decreto que fije el tamaño máximo de este tipo de granjas. En cualquier caso se trata de granjas que acogen a miles de cabezas de ganado o de aves, que viven encerradas y se alimentan fundamentalmente de pienso.

¿Por qué son tan perjudiciales?

El problema reside en la gran cantidad de residuos contaminantes que producen. Así las 3.000 macrogranjas de cerdos que hay en España durante el año 2020 produjeron 99 millones kilos de metano que liberaron al aire. También contaminan las aguas subterráneas con nitratos. Los purines cargados de nitratos, van a parar a unas balsas que al ser vaciadas diezman los terrenos agrícolas y contaminan el agua de los acuíferos. A eso hay que sumar las emisiones de amoniaco y otros gases a la atmósfera, así como el elevado consumo de agua. Por otra parte el olor que producen las granjas es insoportable y cerca de estas macrogranjas viven millones de moscas y otros insectos, lo que resulta una grave molestia para los vecinos.

No sólo son altamente contaminantes sino que además perjudican el desarrollo de la llamada España vaciada, ya que su instalación es incompatible con otras vías de desarrollo económico, como el turismo rural. Además provocan el cierre de numerosas explotaciones familiares, aumentando así el paro y por ende el despoblamiento. Un estudio de Ecologistas en Acción ha analizado centenares de municipios de menos de 5.000 vecinos, alejados de grandes ciudades, donde hay una gran carga porcina intensiva —de 5.000 a más de 10.000 animales— y los ha comparado con otros cercanos y con población similar pero sin estas instalaciones. En el 74% de los casos, las localidades con estas macrogranjas pierden más población o ganan menos habitantes que las que no las tienen.

Las reacciones políticas

El PP, en plena campaña para las elecciones autonómicas en Castilla y León, ha utilizado las declaraciones de Garzón como su principal arma política, acusándole de atacar a los ganaderos y hacer propaganda negativa de la producción cárnica española. El líder del PP, Pablo Casado, ha manifestado que “es inaceptable que el Gobierno diga a la prensa extranjera que ‘España exporta carne de mala calidad de animales maltratados’”. El presidente de la Junta de Castilla y León y candidato popular para las próxima elecciones, Alfonso Fernández Mañueco, ha cargado contra Garzón, al que ha pedido su rectificación o, en caso contrario, su dimisión. Vox y Ciudadanos también cargaron contra el ministro.

Sin embargo, numerosos ayuntamientos gobernados por el PP o en los que este partido tiene presencia, se han movilizado en contra de la instalación de macrogranjas en sus municipios. En 16 ayuntamientos se han aprobado normas en contra de estas instalaciones y en 21 consistorios más han apoyado mociones oponiéndose a este modelo de ganadería, la mayoría en Castilla y León. Los populares, hace poco más de un año, firmaron una declaración institucional en la Diputación Provincial de Palencia donde expresaron que “no apoyaban” la implantación de 14 grandes granjas ganaderas. 13 ayuntamientos castellanoleoneses del PP firmaron una declaración conjunta el 7 de marzo de 2020, junto a otros gobiernos municipales de distinto color político, con el objetivo de expresar su “oposición a la red de macrogranjas que se quiere instalar” en distintas zonas de la autonomía. También solicitaron al Gobierno autonómico de Mañueco una moratoria en la concesión de los permisos a la productora cárnica que pretendía edificar nuevas explotaciones. A pesar de estas evidencias el presidente de Castilla y León ha afirmado últimamente que en su comunidad no existen macrogranjas.

También ministros y presidentes autonómicos del PSOE han arremetido contra Alberto Garzón por sus declaraciones. El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha dicho que “estas desgraciadas e insensatas declaraciones son una agresión directa a una parte importante de la economía aragonesa”, añadiendo que “no puede ser Ministro de España ni un día más”; eso a pesar de que su propio gobierno prepara una normativa para limitar el tamaño de las explotaciones ganaderas, ante el alarmante aumento de macrogranjas en suelo aragonés. Por su parte el presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, también ha realizado fuertes críticas contra el Ministro, aunque anteriormente había anunciado una moratoria en la instalación de macrogranjas de cerdos.

Por parte del gobierno varios ministros se han manifestado en contra de las declaraciones de Alberto Garzón. El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista en la Cadena SER, manifestó: “Como presidente del Gobierno, expresar mi lamento sobre una polémica y creo que con eso lo estoy diciendo todo”. En otras declaraciones realizadas al diario El País ha manifestado “Lamento muchísimo esta polémica. El sector cárnico produce carne de mucha calidad, sigue los mejores estándares, es un sector exportador. Esta polémica no se compadece con lo que está haciendo el Gobierno. Estamos acompañando una transformación que exige producir más [carne] de mayor calidad con menores recursos. Con la ley de cadena alimentaria estamos ordenando estos sectores. En 2020 aprobamos un decreto para ordenar las granjas del sector porcino, después el avícola, ahora estamos ordenando el vacuno. Yo lamento estas declaraciones porque han generado una polémica que no tiene que ver con lo que hace el Gobierno en este sector. Estamos acompañando al sector en el cambio de hábitos del consumo, en la necesaria protección animal, en garantizar la rentabilidad, en buscar mayores parámetros de sostenibilidad ambiental. Estamos ampliando la financiación a la ganadería extensiva. Es un sector competitivo no solo en cuanto al precio sino al cumplimiento de los máximos estándares”.

Conclusiones

En torno a las declaraciones del Ministro de Consumo se ha montado un falso debate basado, no tanto en el contenido de las mismas, como en el bulo de que el ministro ha dicho a la prensa extranjera que España exporta carne de mala calidad. El bulo se ha convertido en elemento fundamental de la campaña electoral del PP para las elecciones autonómicas de Castilla y León. Algunos dirigentes del PSOE así como ministros y el propio presidente del Gobierno, se han manifestado en contra de las declaraciones, seguramente por miedo a perder el voto de los ganaderos o cediendo a las presiones de las grandes empresas cárnicas.

Sin embargo el debate real es sobre los perjuicios medioambientales, económicos y poblacionales que las macrogranjas producen y cómo evitar su proliferación. Debate que no es exclusivo de España y que ya se está dando en otros países europeos. En Alemania, segundo productor europeo de carne de cerdo, después de España, diversos estudios están denunciando los efectos perjudiciales de las macrogranjas y el nuevo gobierno, del que forman parte Los Verdes, hablan de la necesidad de reestructurar la ganadería y del apoyo a los ganaderos “en el camino hacia la neutralidad climática”. En Francia hay un mayoritario rechazo a las macrogranjas. Tanto en Italia como en el Reino Unido diversos grupos ganaderos y ambientalistas se han movilizado en contra de ese tipo de instalaciones y el gobierno de los Países Bajos está tomando medidas para reducir el número de ese tipo de granjas. También en España son frecuentes las movilizaciones de ganaderos de pequeñas y medianas explotaciones y vecinos de la España vaciada en contra de la instalación de macrogranjas en su entorno. Mientras Europa reduce su producción porcina, la explotación en instalaciones masivas aumenta en España. Sus residuos, los purines, generan importantes problemas ambientales en las tierras y aguas cercanas.

En el debate originado en España en torno a las declaraciones del Ministro de Consumo, se obvia la clara defensa que se hace de la ganadería extensiva. Ojalá las declaraciones de Alberto Garzón sirvan para abrir el debate real, urgente y necesario, sobre cómo reducir el número y los efectos de las llamadas macrogranjas.


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