ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS vs ESTADO FEDERAL (y 3)
EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS
La Constitución de 1978:
Uno de los temas que durante más tiempo y en más intensos debates
ocuparon a los ponentes encargados de redactar la Constitución de
1978, fue el de la organización territorial de España. Como se ha
visto por las entradas anteriores, los precedentes eran complejos, el
problema se había abordado de muy diversas maneras a lo largo de la
historia y, por tanto, las posturas eran diversas y encontradas.
Finalmente, en el artículo segundo se estableció que "La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación
española, patria común e indivisible de todos los españoles, y
reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades
y regiones que la integran y la solidaridad entre ellas". El
Título VIII, relativo a la organización territorial del Estado,
señala en su artículo 143 que “las provincias limítrofes con
características históricas, culturales y económicas comunes, los
territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica
podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades
Autónomas”. Según manifestaciones de los ponentes, tanto el
artículo segundo como el Título VIII fueron objeto de grandes
discusiones y la diversidad de planteamientos que existía ante el
tema autonómico, explica las deficiencias e indefiniciones que
contienen. Según Pere Ysàs “el Estado de las Autonomías tal y
como finalmente quedó configurado en el texto constitucional fue
fruto, esencialmente aunque no exclusivamente, de los planteamientos
de la izquierda y de los grupos nacionalistas, aceptados como
inevitables pero a regañadientes por una parte del propio partido
gubernamental y rechazados frontalmente por la derecha conservadora”.
Los Estatutos de Autonomía de Cataluña y del País Vasco, fueron
refrendados en octubre de 1979 y el gallego en 1980. Algunos
dirigentes políticos propusieron limitar, al menos temporalmente, el
proceso autonómico a las llamadas comunidades históricas. Pero el
acuerdo político fue reconducir el proceso para las demás regiones
por la vía lenta a la autonomía que establecía el artículo 143.
En Andalucía, la mayoría de fuerzas políticas decidieron promover
la utilización de la vía del artículo 151 que la equiparaba a las
comunidades históricas, lo
que implicaba la realización de un referéndum para aprobar la
iniciativa. El referéndum se celebró el 28 de febrero de 1980 y
Andalucía obtuvo un Estatuto con instituciones del máximo rango y
con plenas competencias, como se contemplaba para Cataluña, País
Vasco y Galicia.
Algunas conclusiones:
La organización territorial de España ha sufrido profundas
modificaciones a lo largo de la historia. De las provincias de la
Hispania romana y visigoda se pasó a Al-Ándalus y a los Reinos de
Taifa. Los reinos cristianos del medievo dieron origen a “las
Españas” de los Austrias. Frente a esa diversidad administrativa,
surge el intento centralizador de los borbones y esto se vio
reforzado durante el liberalismo decimonónico. El debate entre
republicanos federalistas y unionistas hizo fracasar la I República.
La pujanza de los nacionalismos, especialmente el vasco y el catalán,
hace que durante los primeros años del siglo XX se creen algunos
órganos descentralizadores; esto fue radicalmente cortado durante la
Dictadura de Primo de Rivera y su defensa a ultranza del nacionalismo
españolista. La Segunda República recoge las ansias autonomistas de
algunos territorios, se aprueban los Estatutos de Autonomía de
algunas comunidades y se comienza la elaboración de otros. La Guerra
Civil y la posterior dictadura de Franco supone una vuelta al
centralismo y al nacionalismo españolista, cercenando cualquier
reivindicación identitaria, incluyendo la lengua y la cultura. La
lucha contra el franquismo incluye las reivindicaciones autonomistas.
Finalmente, el Estado de las Autonomías diseñado en la Constitución
de 1978, supone un acuerdo de compromiso entre dos visiones
antagónicas de España: la centralista y la federal. Por tanto, la
actual ordenación del territorio es una más de las muchas que se
han dado a lo largo de la historia y no tiene por qué ser la
definitiva.
Después de cuarenta años de funcionamiento de lo que venimos
llamando Estado de las Autonomías, se han agudizado una serie de
disfunciones. Una de sus consecuencias más graves está siendo la
exacerbación de los nacionalismos, tanto catalán como españolista.
Algunos de los principales problemas en los que parecen coincidir
tanto el mundo académico como la prensa y los partidos políticos,
son los siguientes:
- Una evidente descoordinación entre la actuación política del
gobierno central y la de las autonomías, con la consiguiente falta
de eficacia, la duplicidad de órganos y competencias así como el
coste económico que esta descoordinación produce.
- El actual sistema de financiación autonómica, en el que conviven
el sistema de conciertos económicos con el de financiación a través
de la hacienda estatal, además de la discriminación que supone,
deja en manos del gobierno de la nación la posibilidad de premiar o
castigar a las comunidades a través de la financiación.
- La ley electoral, que prima a los partidos que concentran sus votos
en una parte del territorio como ocurre con los partidos
nacionalistas, tiene como consecuencia una sobrerrepresentación de
esos partidos, utilizada a veces por los partidos mayoritarios para
sumar sus votos, generalmente a cambio de concesiones económicas.
- Por último, pero no menos importante, la inutilidad del Senado que
no cumple con el papel de cámara territorial, como corresponde a un
Estado descentralizado, como es el caso español.
Ante esta situación, cada vez son más las voces que defienden una
reforma de la Constitución que dé paso a un Estado Federal, que
garantice un real autogobierno de los estados federados, que
establezca un mecanismo de solidaridad interregional para hacer
efectiva la igualdad entre todos los españoles y que tenga como
objetivo fundamental garantizar los derechos sociales.
Fuentes
utilizadas:
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del III Simposio de Historia Actual, Logroño,
2000, pp. 101-125
Sí, sin duda el tema da par escribir un libro. Libro que habría que ir actualizando casi cada mes.
ResponderEliminarMuy buena información.