ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS vs ESTADO FEDERAL (1)

Parlament de Catalunya


DE LA HISPANIA ROMANA A “LAS ESPAÑAS” DE LOS AUSTRIAS
El intento de independencia de Cataluña, la aplicación del artículo 155 de la Constitución suspendiendo de facto la autonomía catalana, el encarcelamiento de los consejeros y la permanencia en Bruselas del que fuera presidente de la Generalitat, han generado un debate en los medios de comunicación y en las redes sociales que va más allá del proceso catalán y que está cuestionando el estado de las autonomías tal y como se establece en el Título VIII de la Constitución de 1978.
El debate, sobre todo en las redes pero también en muchos medios de comunicación, está siendo bastante superficial, sin entrar en el fondo de la cuestión, que no es más que el nunca resuelto problema de la organización territorial de la Península Ibérica. En estas entradas voy a intentar analizar cómo se ha organizado lo que ahora llamamos España, desde la Antigüedad hasta la Constitución de 1978 así como algunas razones que justificarían transformar el estado de las autonomías wn un estado federal. El único objetivo es que dispongamos de algunos datos para formarnos una opinión más documentada, tanto sobre el proceso catalán como sobre la necesidad, o no, de reformar la Constitución.
La Hispania romana
Provincias de Hispania con Diocleciano

Los diversos pueblos que habitaron el suelo peninsular establecieron sus propias instituciones, pero no hay constancia de que ninguno de estos pueblos se planteara una organización política y administrativa que afectara al conjunto de la Península. Como consecuencia de la segunda guerra púnica, que tuvo lugar en suelo peninsular entre romanos y cartagineses a partir del año 218 a.C. y tras la expulsión de estos últimos el 206 a.C., se consolida la presencia de Roma en la Península Ibérica, a la que los romanos llamaron Hispania. La primera división territorial tuvo lugar el 197 a.C. dividiendo el territorio en Hispania Citerior (desde los Pirineos hasta la desembocadura del río Almanzora) e Hispania Ulterior (el resto del territorio dominado entonces por Roma), con límites imprecisos y que iban cambiando según aumentaba el dominio romano. Una vez finalizada la conquista del territorio peninsular, Augusto reorganiza las provincias el año 27 a.C. Así la Hispania Citerior pasará a llamarse Tarraconensis, con capital en Tarraco. La Hispania Ulterior queda dividida en Hispania Ulterior Bética, con capital en Corduba e Hispania Ulterior Lusitana, con capital en Émerita Augusta. Esta división provincial permaneció inalterada hasta que el emperador Caracalla creó la provincia de Gallaecia. La última reorganización provincial tuvo lugar con Diocleciano. Agrupó la provincias en una entidad superior, la diócesis. El año 297 la diócesis de Hispania la conformaban las provincias Bética, Lusitania, Cartaginense, Gallaecia, Tarraconense y Mauritania Tingitana. En el año 385 las Islas Baleares son separadas de la Cartaginense para convertirse en provincia Balearica.
La Hispania visigoda:
En los últimos años del Imperio romano, diversos pueblos bárbaros se repartieron el territorio: suevos, vándalos, alanos y visigodos. De todos estos pueblos fueron los visigodos los que lograron establecer un reino que ocupaba toda la península. En el año 507 establecieron su capital en Toledo. Mantuvieron la división provincial de los romanos: Tarraconense, Bética, Lusitania y Cartaginense. Gallaeciaestaba ocupada por los suevos y el sur por los bizantinos. En la segunda mitad del siglo VI Leovigildo consiguió la unidad de la península y todos sus territorios formaron parte de una unidad territorial y política. De todas formas, el control del territorio nunca fue muy eficaz y la ruralización y la feudalización permitieron la formación de grandes señoríos territoriales. 
Al-Ándalus:
La invasión musulmana el año 711 pone fin al reino visigodo. En un primer momento se constituye como Emirato dependiente del Califato de Damasco, pero desde 750 se convierte en Emirato Independiente. Entre el 929 y el 1031 se transforma en Califato de Córdoba. Durante este periodo se divide en cuatro zonas: el valle del Guadalquivir, con capital en Córdoba; la Marca Inferior, con capital en Mérida y luego en Badajoz; la Marca Media, con capital en Toledo y la Marca Superior con capital en Zaragoza. Tras la caída del Califato (1031), Al-Ándalus se divide en 32 reinos taifas. Las invasiones de almorávides primero y almohades después producen sendas unificaciones y posteriores divisiones en segundos y terceros reinos taifas. Ante el avance de los reinos cristianos, a mediados del siglo XIII Al-Ándalus se reduce al reino nazarí de Granada.


Reinos cristianos:
El avance hacia el sur de los núcleos cristiano del norte de la Península, en un proceso que se conoce como Reconquista, va creando distintos reinos y condados. Entre los siglos VIII y X se crean los reinos de Asturias (luego se será astur-leonés) y de Pamplona (luego de Navarra), así como los condados de Aragón, catalanes (con origen en la Marca Hispánica) y Castilla. Tras un largo proceso de unificaciones y conversión de condados en reinos, en el siglo XIII ocupan el suelo peninsular los reinos de Portugal, Castilla, Aragón y Navarra. En 1492 el reino de Granada es incorporado a Castilla y en 1512 Fernando anexiona Navarra a Castilla. La conquista de Canarias y las posesiones americanas amplían los territorios dependientes del reino de Castilla.
Los Austrias:
Cuando Carlos I toma posesión de su herencia en la Península se encuentra con dos grandes unidades políticas, unidas tan sólo por un mismo monarca: las coronas de Castilla y Aragón. En la Corona de Castilla se reconocían cinco reinos: Toledo, Cuenca, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y Granada, aunque ninguno tenía personalidad política y se regían por unas mismas leyes y por las Cortes de Castilla. También formaba parte de la Corona el reino de Navarra, con sus propias leyes y Cortes. Los territorios que luego fueron llamados provincias vascongadas tenían importantes exenciones fiscales y estaban gobernadas por sus Juntas Generales y sus Diputaciones. Por su parte, la Corona de Aragón la componían los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y el Principado de Cataluña, cada uno con sus propias Cortes, menos Mallorca. Felipe II incorporó a su corona el reino de Portugal en 1581, que volvió a ser independiente en 1640.
En la próxima entrada analizaré la ordenación territorial de España desde el reinado de los borbones hasta la dictadura de Franco.














Comentarios

  1. Interesante síntesis, muy útil para los profanos como yo. Estoy a la espera de las entregas próximas. Aprovecho para recomendarte este blog, que sigo desde hace años: http://aerrece.blogspot.com.es/

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